Ni hao Shanghai

¿Cómo puede una personita de 5 años hacer que te líes la manta a la cabeza y recorras medio mundo, o más, para aprender un idioma?

Ese es el secreto de mi Mei Mei, así que cuando ella crezca un poco más le preguntaré como consigue engatusar a todo el mundo con sus ojitos de almendra. El caso es que empecé a estudiar chino para poder tener algo en común con ella y ¡Mirádme!, siete meses despues en Shangai intentado que lo que he aprendido no se me haya olvidado para aprender más.

Puedo decir que he sobrevivido al viaje, aunque tengo la espalda molida porque en el vuelo de Bilbao a Frankfurt iba yo solita, pero en el de camino a Shangai tenía pasillo, es cierto, pero me acompañaban dos alemanes considerables... hasta ahí puedo leer.


Sin olvidarnos de este, mi vecino de alante que se ha pasado las 12 horas pegado al Ipad jugando al Farmville o algún sucedaneo similar porque había vacas, granjeros y coles.
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Las azafata de Air China,  parecen todas muñecas de porcelana y en 13 horas de vuelo no se ha salido ni un pelo de sus moños perfectos, han estado al quite de todo, con bebidas, cena y desayuno a bordo, desayuno que por cierto nos daban a las 4:17 de la mañana, sus 10:17.

Luego al llegar a aeropuerto todo ha ido muy rápido... ¿Habeís estado en Heathrow con las colas que se montan antes de entrar? Pues nada de nada aquí y eso que hay que mirar pasaporte por pasaporte, te hacen una foto, te ponen el sellito y ale, WELCOME TO SHANGHAI.

He de decir, que la chica que me tocó a mi me alegró el día porque me dijo que había cambiado a mejor, con respecto a mi foto del pasaporte, pero creo que me mentía porque tenía yo una cara de abducida...., por muy guapa que me diga que soy.

Lo fácil fue encontrar taxi, aunque tuve algún que otro sobresalto en los 55 minutos que duró la carrera: porque pitaba constatemente a la nada, los intermitentes estaban de adorno y los semaforos se los saltaba un poco a la torera. Finalmente me dejó en la Universidad, que parece un complejo residencial con entrada y todo, y estatua de Mao que he visto de pasada y ¡Oh Surprise! me lleva al otro lado del mapa, le pago 211 RMB unos 26 euros al cambio y comienzo a buscar alguien que me indique dónde está mi residencia que está ¿dónde? Pues a 20 minutos andando bajo un calor de infierno en la otra dirección. 

La chica se compadece de mí, una europea despeinada con ojeras mochila, maleta y trolley y llama a la otra residencia de dónde sale una furgoneta tipo carrito de golf o vagón de tren de la bruja, según se mire, que viene a buscarme y así, es como llego a la habitación 407 en la cuarta planta de un edificio de 18.
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Continuará...

Comentarios

  1. Llegar has llegado, te leeré atenta.

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  2. Bueno Ederne, ya tengo un blog más en mi Reader. A disfrutar de la experiencia!

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