Confuncio and his chicas calientes

Ya diréis, que soy una descastada que no escribe nada, pero sinceramente no puedo con la vida. Últimamente estoy Wǒ hěn máng  -  我很忙 o lo que es lo mismo, estoy muy ocupada. Eso no es excusa, por eso he decidido que tengo que ponerme las pilas porque se me van a caducar las anécdotas.
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El cuarto día de estancia en Pekín amaneció sin lluvia, y siguiendo mi barómetro prometía buen tiempo pero no calor excesivo. Aunque os diré que nunca, nunca hay que fiarse.
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Como cada mañana, desayuno en el comedor del hotel que emula un poco a la ópera de Pekín (京剧 - Jīngjù). Hoy os quedáis sin foto del desayuno, os dejo por el contrario la de una de las máscaras que hay colgadas en las paredes del restaurante y aunque penseis que es el malo de la historia por su aspecto, todo lo contrario, es uno de los buenos y además de naturaleza noble.
Según la descripción de personajes de la Ópera de Pekín, este personaje lleva por nombre Guan Yu y es un héroe del período de los Tres Reinos. De piel roja como el dátil, tiene las cejas en forma de gusano de seda acostado, ojos sesgados y larga barba. Encarna las virtudes confucianas de benevolencia y justicia. Y a modo de apunte, en la Ópera de Pekín el color rojo se asocia a personajes probos, valientes y de corazón.
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Bueno, después de la lección de historia del día, toca que os cuente cómo transcurrieron nuestras clases. Teníamos profesora nueva y claro no sabíamos con lo que nos íbamos a encontrar y la verdad es que fue toda una sorpresa encontrarnos a una profesora muy maja... 梁老师 - Liáng lǎoshī.
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De hecho mantengo el contacto con ella por correo electrónico. Bueno el caso es que la profesora Liáng, llegó a clase con las pilas puestas y con muchas ganas de enseñar. Nos contó que estudiaba español y flamenco y el hecho de tener españolas en clase, tres concretamente, le llevó a experimentar una pirotecnia emocional, por eso y por Potato Girl, ya que seguía sorprendida por la presencia de la primera letona, Eliza, en la escuela.
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La clase con ella se hace amena, es divertida y se pasa rápido, no quiero decir que la otra profesora fuese peor, lo que ocurre es que cada una es distinta. Eso si, nos dice que está casada, que lo hizo demasiado pronto y que aunque tiene una niña pequeña a la que adora, no volvería a casarse, al menos tan pronto.
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Después de las dos primeras clases es hora de comer. ¿El menú del día? A continuación.
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Como podéis comprobar he adquirido control y uso de los palillos, y salvo el pan de pita, veréis que todo es  muy vegetal y que el arroz toca día sí, día también. Las bolitas blancas que están junto a la sandía he de deciros que no fueron de lo que más me gustó.
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Tras la comida, fin de las clases y excursión. El destino: EL TEMPLO DE CONFUCIO y no me vengáis con la coña de la miss.


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Nosotras si sabemos quien es Confucio (孔子 kǒngzǐ) y que su templo cierra a las 16h por lo que si queremos verlo hay que ir raudas y veloces, aunque como vamos con tiempo podemos disfrutar de los alrededores.
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Es uno de los pocos lugares en los que el tarjeta de estudiante que nos han dado en la escuela nos permite tener descuento, y si no que se lo digan a María. Está lleno de gente que nos mira, claro hacemos un poco el turista guiri, pero somos así. Eliza dice que somos 'Chicas Calientes' así que se puede decir que hoy somos 'Confucio and his Chicas Calientes'.
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Pero como se puede apreciar en las fotos es un sitio precioso.
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Dentro del templo hay también una especie de sala museo a Confucio, que te da la oportunidad de fotografiarte con Confucio a lo photocall y no podíamos fallar, un photocall es un photocall.
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Y luego por cada esquina la gente. La que nos sigue, la que muestra interés por nosotras, la que sin más, nos sonríe.
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Para volver hasta Wángfǔjǐng que es nuestro punto de encuentro, tomamos el autobús. Viajar en autobús en China también es un mundo. Es una experiencia ciertamente recomendable. Porque si quieres conocer un país, nada mejor que meterte de lleno en él.
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Al bajarnos somos testigos de una pelea entre dos familias. Unos iban en moto por el carril moto y los otros iban andando por el carril moto. Un bebe llora, la suegra se desmaya y cae redonda como una piedra, Carol y María cerca del sitio mirando, Eliza que se queda apartada y dice su ya mítico 'Spanish People' y yo, que necesito llegar al hotel a cambiarme las zapatillas. Pero antes Oh, descubrimiento de mercadillo para comprar recuerdos.
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Y ahí, en uno de esos puestos encuentro un collar Miao, de los que llevan las niñas de la etnia de Mei, y claro. A la saca. Es de plata, autentico. Me pide 300 Yuanes (unos 30 euros) lo saco por 80 (8€) me mira a los ojos y me dice en un chino que entiendo perfectamente que no me lo puede bajar más. Tenemos trato y Mei, otra pieza más del puzle de sus orígenes, concretamente de su etnia.
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Al llegar al hotel. Cena, ducha, conecting with family y a dormir.
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Comentarios

  1. ¡Vaya regateadora que estás hecha¡ es un collar muy bonito. Un placer tu entrada, recorro Pekín con tus fotos y palabras. Me gustan mucho tus fotografías que muestran la China cotidiana, normal y corriente.

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