Y al final, Xinxiang - 新乡

Soy consciente de que aún quedan pendientes varios capítulos de mis aventuras en Beijing de hace ya dos años, tampoco os he contado nada del máster, supongo que eso me exculpa y de cara a este verano, en el que parece que tendré vacaciones, podréis hasta hartaros de mí.
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Del máster os adelanto que es de Estudios Chinos, creo que algo había mencionado por aquí. Tenía que buscarme unas prácticas y después del fiasco del pasado año y la imposibilidad de ir a Xi’an, este año quería dar el triple salto mortal, y lo he hecho. Me he venido a Xinxiang, donde esta el orfanato en el que actualmente se localiza el proyecto del que Mei fue parte en su día. El proyecto Gracie’s Room, que os contaré más adelante.
La última semana de junio ha sido una pirueta emocional así que terminarla marchándose a China un sábado bien pronto era hacer el triple tirabuzón y oye, funcionó.
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Bien de mañana, básicamente a las 5, ya estábamos en danza rumbo al aeropuerto con aita y el escudero. Ellos pensaban que era pronto, pero al llegar a Loiu nos dimos cuenta de que salir tan pronto, dejando a Mei medio dormida y a ama diciendo adiós por la ventana había una buena decisión porque ¡la leche es pastel que había en Loiu!. Os podéis imaginar: Vacaciones, cursos de verano en el extranjero, negocios y alguna loca como yo que se iba a la otra parte del mundo.
No hablaré de los problemas para facturar las maletas porque las señoritas encargadas de ello estaban desbordadas y alguna de ellas incluso estaba de mala gaita, así salieron después las cosas como salieron.
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Una vez embarcadas las maletas vimos a un hombre con cierto aire a Hugh Boneville como Lord Grantham en Downton Abbey que parecía el profesor de los treinta y tantos alumnos que había por allí desperdigados.
Ya facturado el equipaje, nos tomamos un café y llegó la hora de embarcar y despedirnos hasta dentro de dos semanas
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Subir al avión fue fácil, lo difícil fue despegar porque alguna maleta que no era se coló en el avión destino París, porque atentos a mi ruta: Bilbao – París. París – Guangzhou y Guangzhou – Zhengzhou. Aunque después había que ir en furgoneta una hora hasta Xinjiang, que es donde está el hotel y el orfanato.
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El Bilbao – Paris salió con casi una hora de retraso y todo por las dichosas maletas. Durante el vuelo, su azafata resultó majísima y nos dio un desayuno a la francesa con café, bollo y agua, importante, porque vaya calor.
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A mi lado fue el doble de Downton Abbey, que me contó que se llamaba Michael, era profesor de inglés, estudiaba chino de forma autodidacta y además que se iban 5 semanas a Utah. El retraso de nuestro avión hizo que llegasen tarde a París y casi pierden el otro pero hubo comunicación y les estaban esperando.
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La espera en Paris no fue mucha, eran tres horas que se quedaron en dos. Recorrí la terminal, fui al baño, compre dos revistas en francés, una sobre China y la Vanity Fair con las fotos de Anne Leibovitz de 'Star Wars', por cierto aún ni las he ojeado. Me compré un batido de platano y germen de trigo y me senté a esperar junto a la puerta de mi terminal junto a muchos chinos y pocos turistas. Hasta que finalmente abrieron la puerta y allá íbamos China.
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En un principio pensé que sería un vuelo como los otros dos, de 8 o 9 horas pero NO, era de 12 y eso que faltaba una escala. Durante el vuelo me tocó asiento en medio, junto a un hombre desproporcionado de tamaño a un lado y una moza que se debió tomar algo para dormir y que sólo se despertaron para comer y cenar gracias a nuestro azafato Jean Baptiste, el único europeo de la tripulación, momentos que quise aprovechar para ir al baño, pero sólo puede una de las veces. Conclusión 12 horas y un solo pis. Imaginareis que a mi llegada a Guangzhou buscaba un baño desesperadamente, pero lo cierto es que tenía que hacer otras cosas antes, como hacer el transfer de mi maleta a Zhengzhou por ejemplo.
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Durante las doce horas imite a los chinos, esto es zapatos fuera y fui fetén. Además dormí un rato, vi Bilbao en ruinas en el principio de ‘Jupiter Ascendig’ en chino, ‘Big Bang Theory’ y ‘Love, Rosie’ en chino y un documental sobre el pianista Lang Lang y conste que ya tengo dos películas pensadas para la vuelta, pero en otro asiento por favor.
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En Guangzhou tuve que recoger mi maleta y trasferirla personalmente después de pasar el control de salud, y eso que en la agencia habían dicho que la mandaban ellos. Me sorprendió encontrar refrigerio al bajar del avión y un curioso autobús para ir de una terminal a otra. Bueno, después de aquello recorrí el aeropuerto, tenía tiempo, otras dos horas, y corría el riesgo de quedarme dormida.
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No me quedé dormida en la sala de espera pero sí en ese tercer avión en el que fui en ventana y muy cómoda y me levante porque la azafata me dejó frente a mí el desayuno. Pero como no me desperté a la hora, no hubo café, no importó porque comí y me volví a dormir.
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En el avión no me dí cuenta, pero si que a la hora de recoger la maleta y pasear por el aeropuerto buscando un cajero me percate de que perfectamente podía ser la única 老外 Lǎowài - extranjera en el aeropuerto en el que nadie parecía saber un ápice de inglés. Con mi chino de ¡Oh Dios, me pilla el toro y soy la rezagada de clase! logré coger un taxi que conducía una mujer que no tenía ningún apego a su vida, porque lo cierto es que aunque me llevó derecha a mi destino donde me esperaban Moya, Cathy y Krista y demás miembros de esta aventura, lo hizo hablando por teléfono, mandando mensajes de voz y jugando a algo parecido al Candy Crush.
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Cuando me encuentro con Moya y conozco a los demás bajamos todas las maletas para esperar a nuestro chofer, el que nos llevará al hotel y al día siguiente al orfanato. Llega un poco tarde pero finalmente, como los gitanos conseguimos meter todas nuestras maletas en la furgoneta del orfanato con un conductor y nueve personas. Parecemos uno de esos que se ven en callejeros viajeros no. Soy la única que va sola porque Moya va con su hija Claire, Cathy con su hijo Matt y Krista con su hija Izzy y su sobrino Jack. Nuestro conductor chapurrea ingles, yo chino.. hacemo tandem y genial todo.
Lleganmos al hotel tras haber pasado por encima del río Amarillo y ver que Xinxiang, como indica la palabra Xin es nueva pero va creciendo poco a poco, aunque lo rural sigue estando muy presente, los rascacielos dejan patente su expansión.
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Nuestro hotel es el Xinxiang International Hotel, la habitación es alucinante, ya os la enseñaré. Porque creo que aún ni me he acomodado. Ducha rápida, semi siesta y a cenar a un restaurante al lado del hotel.
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Estoy muy orgullosa de mi chino, porque sólo un camarero habla inglés y otras cosas consigo que se entiendan. Es la noche del picante, toca Sichuan que es la tierra de Mei y luego a dormir. Mañana conoceré a los niños ¡Qué Ganas!
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明天

Comentarios

  1. Tai Yuang , oso ondo ! Zure saltsan ! Alegría en el orfanato. (Huérfanos , los "Bostekoa-fans")

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