Una noche en 天安门 (Tian'anmen)

Remontémonos años atrás, dos para ser más exactos, y volvamos a mi estancia en Beijing, esa de la que aún me queda mucho por contar. Tras el primer e intenso fin de semana el lunes, parafraseando a mi madre, era día de escuela. Además era el cumpleaños de una de las compañeras de clase, Michela y Eléonore trajo una tarta improvisada.
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Michela era uno de las tres italianos que conocimos en Beijing, a ella y a su amigo Tommaso los tengo en el Facebook e interactuamos de vez en cuando. Al tercero, Luigi, que llegó la segunda semana que estuve allí no le tengo fichado y eso que prometimos intercambiarnos fotos. 
El caso es que Michela cumplía años, 21, y hacerlo lejos de casa siempre es algo durillo, por eso le gustó la sorpresa que lo fue. Al entrar del descanso se encontró el pastel sobre su libro, creo recordar que era mi compañera de mesa, estaba a mi izquierda, y después, nueva foto de grupo.
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Tommaso, es el de la camiseta roja. Estaba en otra clase pero como fue cómplice, es normal que estuviese con nosotros, porque a fin de cuentas hicimos nuestra pequeña piña. Aquel 22 de julio era uno de esos días en los que hacía calor, mucho calor, así que después de comer en la escuela, siestear un rato y ducharnos nos fuimos de paseo, que a fin de cuentas es lo que más nos gustaba. Además queríamos hacernos la manicura y la pedicura y salimos a la búsqueda de ofertas porque hasta en eso se comparan precios, depende del lugar.
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Se nos hizo de noche y María, que llevaba apuntados varios edificios modernos que visitar, nos convenció de ir a la zona financiera a ver rascacielos y edificios como el de la CCTV (la televisión) y de paso buscamos algunas ofertas de manicura. Había un lugar muy chulo pero muy caro, así que dijimos NO GRACIAS (不,谢谢- Bù, xièxiè). Al lado había una cafetería con temática Snoopy que lamentáblemente estaba cerrada, pero nos hicimos algunas fotos.
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Cuando terminamos nuestro periplo por la zona financiera comenzamos a buscar un taxi que nos acercase al hotel y NADIE quería llevarnos lo que desató la furia de María. Tras una carrera y la lengua fuera conseguimos coger el último metro que nos dejó en Tian'anmen. A fin de cuentas en un salto estábamos al lado del hotel. Os dejo algunas de las fotos que nos hicimos mientras intentábamos que un taxista parase. No hubo ni un solo mamarracho que nos cogiese. ¿Por qué? La teoría de Carol era que nuestro trayecto era barato y no les interesaba y puede que fuese verdad.
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Al salir del metro nos encontramos Tian'anmen iluminada, por poco tiempo, pero lo suficiente para que nos hiciésemos más fotos, de hecho son algunas poco comunes en los turistas, pero es que nosotras somos especiales.
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Y después paseito al hotel, despedida en el hall y a dormir. En el hotel el ADSL no funcionaba pero tenía tele y veía cosas como este 'Female Prime Minister - Legend of Lu Zhen'. Aquí os lo dejo.

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