Aquí vienen los peques
Después del viaje creo que me
hacía falta dormir, y mucho, porque me levanté en la misma posición que me
acosté, o eso recuerdo. Quedamos a las ocho y media para desayunar en el hotel
aunque con miedo, porque mis compañeras de viaje, que saben más que yo, me
avisaron de que la última vez que estuvieron aquí no estaba nada bueno, pero
¡Oh sorpresa! está buenísimo y tiene de todo, salvo leche de vaca. Así que o
café a palo seco o con leche de soja.
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Llega a buscarnos nuestro
conductor y de nuevo hacemos el tetris, porque llevamos las bolsas con los
juguetes y cosas para el orfanato que han recopilado las pioneras. Está a unos
veinte kilómetros de camino del hotel y vamos en furgoneta. El conductor se
llama Sun y es el mismo que nos recogió en Zhengzhou, nos ha confesado que nos
trajo a menos velocidad, con la consecuente pitada, porque su mujer le dijo que
condujese con cuidado porque llevaba personas importantes a su cargo.
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Al llegar al orfanato, donde el
carácter del autentico nombre de Mei preside un parterre de rosas rojas, sale a
recibirnos Qi Rui, es la única de las cuidadoras que habla ingles, o al menos
lo chapurrea, dice que tenemos que ayudarle a mejorarlo. Además es la que me
ayudó con la reserva del hotel así que lo haré encantada.
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La asociación First
Huges, que es la que me ha dado la oportunidad de viajar hasta aquí hace una
labor encomiable y se encarga de que a estos niños no les falte de nada. Están
pendientes de ello desde Estados Unidos, Canadá y ahora también desde mi dulce
morada y elaboran informes para los futuros padres. Para identificarles les han
dado nombres ingleses, ya que es muy difícil que nos aprendamos el chino de
cada uno de ellos. Jonas y Adam son los que salen a la puerta con Qi Rui a
recibirnos son adorables y Jonas se lanza a
nuestros brazos al vernos, sólo quiere que alguien le coja y le acerque
a los interruptores de la luz, le encanta jugar con ellos.
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Nos recibe la directora del
orfanato, una mujer simpática que nos da la bienvenida y a la que le gusta que
le conteste en chino. Pregunta si soy la que se queda una semana mas. Le digo
que si y afirma con la cabeza. Me pregunta mi nombre y dice que es difícil. Nos
ha chungao la señora, si le digo que hasta en el colegio me lo escribían mal,
alucina. Le digo que tiene que ver con el sol y me renombra así: Sol – 太阳
- Tàiyáng
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Primero nos enseñan a los
chiquitines. Están en una sala que se comunica con otra. El suelo está
acolchado para evitar chichones y golpes y lleno de juguetes. Con ellos están
sus cuidadoras. Hay bebes, de tan sólo unos días y otros más mayores como Kevin
y Jonas que ya rondan los 4-5 años. Somos la novedad, supongo y poco a poco van
viniendo a por nosotros. Mi primer peque es Max, y como veis en las fotos es un
pequeño buda.
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Los peques tienen que comer y Qi
Rui junto a la directora y otras dos mujeres encargadas del orfanato nos
acompañan a recorrerlo, tienen hasta un jardín con girasoles en el que trabajan
los peques. No sólo está el programa de la habitación de Grace, también hay un
orfanato de chiquitines y chiquitinas con retraso cognitivos, psicomotriz y
algunos más severos. Hay una escuela donde les enseñan, llegamos a la clase de
matemáticas y hago mi primera amiga, me dice que se llama Xiao y me sonríe.
Luego nos van enseñando las diferentes aulas que tienen para estimular a los
niños. Desde sala de aprendizaje del lenguaje, pisco motricidad o hidroterapia.
Si, lo habéis leído bien. Además, también hay una escuela para los mayores.
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Después de la visita volvemos con
los niños, ya han comido y poco a poco van cayendo rendidos de sueño. Es la
hora de la siesta. El pequeño buda ya no está, ha caído rendido. Y poco a poco
lo hace el resto. Jugamos con ellos hasta que nos dicen que es hora de ir a
comer, porque comemos aquí dentro. Nos suben al piso de arriba, a la zona reservada
a la atención de los padres cuando vienen a por los niños. En una sala hay una
mesa redonda donde nos sentamos junto a Qi Riu y otra cuidadora que intenta
hablar conmigo, me defiendo pero como diría Kepa, “Pleco it´s my friendo” y
todo para saber cómo se dice nuez de macadamia.
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La comida es espectacular, me
encanta como cocinan en China las verduras
- 蔬菜
– Shūcài,
especialmente el brocoli - 西兰花 -
Xī lánhuā, a mi no me sale así de
rico, y mira que lo he intentado. Nos dan para beber leche de nuez de macadamia,
tengo un bote por aquí en la habitación que nos dieron de regalo, y luego ese
yogur riquísimo que tienen aquí. Después de comer volvemos a ver a los peques.
Siguen dormidos, así que Cathy, Moya y Krista empiezan a revisar los
expedientes que tienen de cada uno de los niños y entonces comienzan a
despertarse y se desata la fiesta. Juguetes por aquí, por allá, por todas
partes.
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Niños,
que corren, gatean, quiere jugar contigo y que les hagas caso, a fin de cuentas
ellos son la razón por la que estamos aquí. Llega la hora de merendar y me
ofrecen darle la merienda a un peque, le conocemos por Malachi y el próximo mes
de septiembre sus padres vendrán a por él desde Estados Unidos. Es adorable, se
lo come todo y te mira a los ojos examinandote. Está aquí porque sus padres
seguramente pensaron que la mancha que tiene en la cara sería un problema, pero
como hay muchas mamas valientes por el mundo, pienso que quiso darle la
oportunidad de no estar señalado con el dedo. A la mañana ya había dado agua
caliente a un bebe en biberón, una chiquitina con labio leporino llamada
MengTian que tiene unos ojos con dos estrellas de grandes, y ahora merienda y
luego baño. ¿Sabéis cómo se bañan los bebes aquí? Pues con hidroterapia y para
ello les ponen un flotador y al jacuzzi. Os dejo unas fotos, porque es
imposible subir el vídeo desde aquí. Están pequeño buda y Meng Tian.
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Poco
después del baño, a eso de las 16.30 nos vamos. Es el momento de
acondicionarlos, darles de cenar y luego a la cama, aunque algunos ven la tele,
les encantan las cabritillas de Mei que están en todas partes. La primera vez
que las he localizado ha sido en la sala de la piscina de bolas donde nos hemos
tirado por el suelo con ellos como niños y niñas grandes.
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Necesitamos
suministros, no se si hay Wallmart o no, no me ha quedado claro, pero cerca del
hotel hay un Carrefour, nos lo dice nuestro chofer que allí nos lleva y como
cada vez que vengo a China ¿qué pasa el primer día? Que diluvia, pues eso.
Compramos yogures, leche, la leche que bebía Mei de pequeña y que prometí
llevarle, zumos, noodles instantáneos para hacer en el hotel, fruta (pitahaya y la fruta de la que nos habló Estanis desde Lishuí), y azúcar
de roca. Si, va a peso y esta junto a los que compran arroz al peso.
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Esta
vez no hay templo pero diluvia. Volvemos al hotel en tandas, somos ocho y con
nuestras correspondiente bolsas nos refugiamos en una panadería donde compramos
cosas varias y vemos tartas impresionantes, hasta que ataviada con mi
chubasquero rosa fucsia, el que me
compré para ir a Medina con Pa, Amayi y Nai busco 出租车 - Taxi - Chūzū chē para todos. Encuentro dos, Krista y su parte del grupo vuelven andando.
Moya y Claire se llevan uno y Cathy, su hijo Matt y yo nos quedamos a la espera
del tercero. El taxista que nos coge es majísimo, creo que eso de ir con el
idioma por delante les hace romper un poco la coraza, o puedo ser yo y mis
paranoias.
Matt
y Cathy van detrás y parece que han sido arrestados por la policía.
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Nos
deja en la misma puerta y sigue lloviendo. Estamos rotos y rotas. No saldremos
a cenar, dormiremos como marmotas hasta el nuevo día. 8 en el hall a desayunar
y cena en el hotel con las viandas que hemos comprado.
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明天见
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