El incierto futuro de quienes crecerán en un orfanato
No hace mucho, una persona a la que tengo mucho aprecio me comentó una noticia relacionada con una jovencita brillante a la que llamaré Hua, que tras pasar años en un programa para mejorar la vida de niños con problemas en un orfanato de China fue arrancada del mismo al cumplir los 18 años. Me contaba mi amiga, llena de rabia y amargura, la situación actual de la chica. Su realidad y día a día, muy alejado de los momentos felices vividos con cuidadoras y demás niños del programa. Encerrada en una habitación sin paseos, sin el sol rozándole la cara, ni las risas surgidas tras un comentario o un juego disfrutado al extremo. Y tras conocer todo esto me planteé, una vez más, lo que ocurre con los niños y niñas que llegan al orfanato y no salen de él. Aquellos que no encuentran una familia o que el hecho de tener alguna discapacidad los hace no ser perfectos a los ojos de la sociedad. Una sociedad que puede azuzar e incluso presionar a sus padres biológicos a dejarlos para darles