TÍA MEI - MEI 姨妈
A sus 14 años, Mei ha sido tía. No tenemos ninguna duda de que adora al pequeño bichito, pero lo cierto es que desde que el nacimiento empezó a ser inminente se le nota diferente.
Los días previos cuando estábamos pendientes del teléfono, estaba algo más arisca. Desde que nació el chiquitín hace unos días, ella esta algo retraída. Hasta ahora era la pequeña de la casa y la palabra "celos" o recordar a "el príncipe destronado", en versión princesa, es algo que a alguno se le ha pasado por la cabeza de forma fugaz. Pero algo nos ha hecho pensar que, aunque haya un poco de eso, lo que le pasa a Mei es que dentro de su cabecita la maquinaria perfecta esta funcionando al 200%, porque a Mei se le están revolviendo cosas.
La imaginamos pensando en que con el tiempo que tiene su sobri, su Mamá Yonggan (勇敢) ya había tomado una de las decisiones más difíciles y dolorosas de su vida para darle su segundo mejor regalo: una oportunidad de crecer lejos pero sana y feliz.
Su sobrino esta con sus padres biológicos mientras ella, no termina de entender, aunque ponga empeño en ello, por qué tal vez nunca llegue a conocer a su otra familia. Mei sabe, siempre ha sabido, la verdad. Ella es la que decide cuando quiere saber y cuando no. Qué preguntar o qué recordar. Cuando desconectar el chip y en qué momento decir "hasta aquí por hoy".
Nuestra pequeña mujercita se hace mayor y las preguntas se agolpan a borbotones en su mente curiosa, ávida de respuestas. Como siempre hemos hecho, hacemos y seguiremos haciendo, continuaremos buscando esas piezas del puzzle que faltan para cuando ella quiera ordenarlas. Algunas tal vez se quedarán sin respuesta, esperemos que sean las menos.
Mientras tanto ella sigue mirándonos con sus ojos de almendra, los mismos que mi padre siempre ha dicho tienen detrás un chinito que nos observa, nos vigila y que incluso nos espía. Los mismos que chispean de amor, emoción y cariño por todos y cada uno de nosotros. También por el chiquitín que como Mei dice "cada vez menos arrugadito" y que le arranca una sonrisa torcida que esconde bajo la mascarilla.
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