Las mujeres Mosuo - 摩梭婦女

En las montañas de Hengduan, localizadas en la meseta entre las provincias de Yunnan y Sicuan, se localiza el lago Lugú. Con forma de herradura es un lago natural ubicado en un entorno único, al que aún no ha llegado la contaminación, y en el que mandan las mujeres en una sociedad matriarcal.

Las orillas del lago están habitadas por 4 de las 46 etnias de conviven en China: los norzu, los pumi, los yi y los mosuo, que son además los más numerosos, y que han convertido el entorno, al que llaman “lago madre”, en su hogar. Un hogar regido por un sistema matriarcal con años de historia que es conocido por muchos como la “región de las amazonas”, al recordar su sociedad a la de las amazonas de la mitología clásica.

Las mujeres mosuo descienden de nómadas tibetanos. Son quienes toman las decisiones importantes en la comunidad, administran el dinero y heredan, ya que la propiedad pasa de madres a hijas. 

Las mosuo tampoco se casan, no es algo frecuente ni habitual, por el contrario si es común formar lo que se define como “matrimonio ambulante”, una unión con toques de ritual de cortejo. A la hora de buscar el hombre que se convertirá en su amante, la mujeres mosuo hacen cosquillas discretamente en la palma del elegido que entrará en la casa al anochecer y se irá antes del amanecer. Cualquier descendiente que nazca de esas relaciones, sea niño o niña, quedará al cuidado de la madre.

Durante años los sociólogos han estudiado el comportamiento de estas mujeres y la mayoría de estudios concluyen que este matriarcado rural se remonta cientos de años atrás. El germen del mismo podría localizarse en la época antigua en la que era frecuente que los padres vivieran como nómadas, perdieran la vida en la guerra, fueran monjes budistas o no reconocieran a su descendencia tras haber hecho voto de castidad. La ausencia del hombre en la aldea habría derivado por tanto en el hecho de que serían las mujeres las encargadas de recoger las cosechas, imponer las normas y alimentar a las familias.

Con la llegada de la Revolución Cultural, el Partido Comunista trató de erradicar las antiguas tradiciones mosuo que tildaron de decadentes. Les obligó a casarse, abandonar su lengua y su religión y seguir los dictados del partido. Cuando este periodo terminó los mosuo regresaron a sus viejos hábitos, algo que se notó en la cantidad de divorcios que se registraron. 

Aunque decidieron recuperar sus tradiciones, si que realizaron cambios, entre ellos el de formalizar una relación estable tras el nacimiento de un hijo, lo que implica dejar de salir con otras personas. Esto no quiere decir que ambos convivan bajo el mismo techo porque lo más frecuente es que, incluso tras ser padres, los hombre viven en casa de sus madres, ayudando a criar a los hijos de sus hermanas, mientras sus “mujeres” siguen rigiendo su vida con total independencia.