Chapuzón en Shanghai

Este lunes tuvimos un día más relajadito. Tal vez porque el domingo nos pateamos medio Shanghai o tal vez somos un poco vagos. Pero un día más, a las 8:30 empezaron las clases que hay que decir estaban más llenas que el viernes, porque al menos 5 alumnos son nuevos. Una de ellas es japonesa y se llama Miyuki, y me recordó rápidamente al juego de la Play Station que tenían mis hermanos de todo terrenos.
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El hecho de que haya gente nueva en clase implica varias cosas y la más importante es que no haya sitio para todos, por lo que acabé frente al aire acondicionado, pero justo al lado de la ventana. Bueno, llevé hechos los deberes y estaban bien... yuhuuu!!!! y tuvimos que hacer un diálogo delante de toda la clase.
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Como no teníamos clase de cultura, al terminar fuimos a comer y tiramos de occidental KFC (Kentuky Fried Chicken) y me acordé de Víctor, de la exposición del Hermitage y del contrabando para meter un cubo del KFC en la habitación del hotel en Madrid.
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La cara de Carmen denota el cansancio que teníamos encima, pero como teníamos tiempo y no había plan, la tarde se presentaba relajada. Volvimos a la residencia dando un paseito, de esos que con el calor de Shanghai hacen que las calorías que has consumido con la comida se escapen por tus poros en cuestión segundos, y antes de llegar Mikel entró a cortarse el pelo, lo que nos deja a Irantzu como la única que aún no ha sucumbido a los encantos de los peluqueros chinos y de ahí ya sí a la habitación.- Andi se vino a la mía y se quedó medio dormido en la cama que tengo vacía y puso la que se ha convertido en la banda sonora del viaje, el grupo coreano GIRLS GENERATION. Después de una cabezadita, eso sí, nos llamó Co I y nos llevó a la piscina.
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Cuando llegamos a la universidad nos dijeron que la piscina era como "una menestra" llena de chinos todo el tiempo y que apenas había 1 metro cuadrado por persona. Pero la clave es ir pasadas las 6 de la tarde, cuando la gente se retira para empezar a cenar.
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Para poder nadar una hora hay que pagar 20 RMB (unos 2 euros) comprarse una tarjeta que vale 10 RMB (1 euro) que te permite volver más veces y un gorro, que no traíamos, que nos costo 5 RMB. Total, que te puedes bañar por 35 RMB, unos 3´5 euros.
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Estuvimos en el agua la hora de rigor. Hicimos unos largo, esquivamos nadadores enfrascados en no nadar en línea recta y descubrimos que hay mucha gente que viene a aprender a nadar con balones hinchables.
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De vuelta a la residencia ducha rápida, cambio de ropa otra vez, parezco Ana Obregón en sus tiempos de presentar galas por la tele y a cenar al McDonalds porque el restaurante chino había cerrado. Y de vuelta a la habitación terminamos la noche haciendo pictográmas, que había dos pliegos de deberes.
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