De tinta y tinte

Jueves en Shanghai. Un día, creo yo, en el que la creatividad flotaba en el aire porque anda que no hemos pintado cosas. Empezamos por partes, y lo primero es lo primero, o lo que es lo mismo, las clases. Clase de Hànsi o en otras palabras, en la que voy más lenta porque llevo 6 meses en esto de la lengua de Confuncio. El caso es que me he orientado, enterado, participado y expresado, como diría (Wo de laoshi - 我的老师-  Mi profesora) progresa adecuadamente. ¡Qué gusto!, porque lo cierto es que a veces me siento como los ingleses de TRANSITION en este vídeo:
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Tras las clases tiempo para comer antes de ir a clase de caligrafía, ganas tenía ya. Hemos comido en el restaurante de los padres de Zheng Zi, que claro, al vernos ha quedado encantada, aunque no ha dado de comer a Mikel sino que ha "Maquillado" a Carmen con un biberón de juguete. 
Y después del menú de hoy compuesto por arroz, huevo, carne una sopitina y unas patatas picantes, caligrafía.
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El profesor de caligrafía es un hombre peculiar. Es mayor y se nota que lo que nos enseña le gusta. Además es meticuloso, porque aunque solo vayan a ser cuatro clases, quiere que lo que aprendamos, lo aprendamos bien, así que si te tiene que doler el brazo y los dedos al coger el pincel, que te duela, porque eso es que lo estas haciendo bien.
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El buen profesor nos ha dado todo el kit: papel, tinta, gamuza, cenicerillo para remover el tintero y lo esencial, el pincel. Sin olvidarnos de una serie de pautas para realizar los trazos y el orden que tienen que seguir. Para la primera clase, un caracter: la coma
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Tras la citada clase el profesor nos puso deberes. Dos pliegues enteros de la coma, para el próximo martes, así que este fin de semana tocan deberes.
A la tarde nos dividimos. Una mitad, Mikel, Baldo, Irantzu y Kiko se fueron a jugar al Basket. La otra: Carmen, Andi y yo, nos fuimos a la peluquería.
Lavar, teñir, lavar otra vez y secar por menos de 50 euros al cambio, y con masaje capilar incluido, y claro, me teñí de rojo púrpura, que con mi pelo oscuro parece un poco Violeta.
Carmen también se lavó tiñó y cortó por un precio parecido al mío, pero Andi se lo cortó por la friolera de 30 RMB, unos 3 euros al cambio.
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Mientras me secaban el pelo, post masaje capilar y segundo lavado, me pude volver a poner las gafas, y me pude volver a poner las (yan jìn - 眼镜 - gafas).
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En ese momento me dí cuenta de que mis rizos eran la sensación de la peluquería, porque no todos los días lega una europea, de pelo rizado a teñirse de rojo. Y luego está el hecho de que aquí no usen planchas, por lo que todos cinco hombres, las mujeres sólo hacen el primer lavado, me rodearon, incluyendo el becario y el señor que recoge el pelo cortado, y observaron con suma atención mi pelo rebelde.

Cuando finalmente terminaron me dieron la factura, os adjunto una fotografía porque además de tener que firmarla, se ha de rellenar un cuestionario sobre cómo valoras sus servicios. Les pusimos todo bien, las dos primeras de la izquierda y nos fuimos a cenar a un restaurante típicamente chino en el que comimos sano y bien, por 6 RMB cada uno, menos de 1 euro...
Por cierto, los (Baozi - 包子 - pan al vapor relleno de ternera, en mi caso), están riquísimos con vinagre.

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